Crónicas (im)pertinentes de Aquiles José Amares Pugarita

Todo está contenido en la red. Nuestras acciones, nuestros movimientos, nuestra cotidiana manera de ser, nuestra vida en su integridad, que está siendo registrada y vigilada en una historia de signo digital. Nuestra corporeidad y espiritualidad, ha sido invadida por el mundo digitalizado y controlado.

No he dicho nada nuevo. Como en la película Cuando el destino nos alcance (Soylent Green), que logré ver en mi primera juventud de los años setenta del siglo pasado, en el recordado cine Orinoco, que exhibe actualmente su fachada memoriosa de la Tucupita antañona. Pero no necesariamente será esa la mejor ruta, historia a transitar por esta humanidad irredenta.

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Algún día -tal vez-, esa gran maraña o red que nos envuelve, sufra un apagón inesperado para muchos. Sin embargo, pensado, planteado y programado por cierta élite hegemónica, minoritaria, controladora y manipuladora.

Para entonces se fragmentará semejante red en un gran archipiélago de redes: separadas, desconectadas entre sí. Entonces la humanidad mayoritaria quedaremos en cuero. Sería para entonces, un nuevo comienzo, que tal vez nos reconcilie con cierta historia de inicios fundacionales.

Tucupita, estado Bolivariano Delta Amacuro
Fachada Atlántica de Venezuela
Lunes 24 de noviembre de 2025